martes, 3 de noviembre de 2009

Órcifer, el caldero mágico

Cuando la noche gobernaba
sobre la Torre de Hielo
y fuera de sus gruesos muros
solo se podía escuchar
el aullido de los lobos plateados,
Órcifer despertaba de su metálico trance.

Desde sus humildes aposentos
comenzaba a murmurar extraños hechizos,
encendiéndose a cada palabra que articulaba
el relleno de carbón e incienso de su hueca cabeza:
"Arde el polvo, cruje la Luna,
se desgarra el alma de mi señora Fúria
en su frío lecho...
...dos alimañas y un par de arañas rojas
servirán para alimentar el calor
de ésta, su gran morada"
Como cada noche, el pequeño caldero mágico
preparaba un cálido despertar para su señora.



Extraido del Libro de Cantos de la Torre de Hielo

2 comentarios:

La Maga dijo...

La marmita permite la fusión de los dos fuegos, uno de ellos, blanco.

((... ... ...))

Perbane dijo...

Una nube oculta el sol y cesan los horribles graznidos de los pájaros, mientras leo los extractos del Libro de Cantos de la Torre de Hielo.

Esperaré los siguientes con paciencia, pero no suplicaré, por miedo a que el sol se oculte para siempre, y las aves dejen de volar.

Todo lo relacionado a ti Victoria, me da un poco de alivio, miedo y fascinación a partes iguales.

Sin duda ese caldero trae algo más que un par de arañas rojas, por que ya, salida del trance, creo recordar que solo ha pasado un gato y una nube.