poblada por los vientos invernales
que se colaban por las enjutas saeteras,
entonando el comienzo de una nueva melodía,
acunando con su invisible voz
el fugaz sueño de su señora:
que se colaban por las enjutas saeteras,
entonando el comienzo de una nueva melodía,
acunando con su invisible voz
el fugaz sueño de su señora:
Duerme niña, reposa el enorme vacío que de tu pecho se ha apoderado, protégelo de los rayos del Celeste, de la vida e incluso de tí misma.
Entre algodón y tercipelo, Fúria soñaba
que su joven dragón la arropaba
entre sus escamosos brazos.
que su joven dragón la arropaba
entre sus escamosos brazos.
Extraido del Libro de Cantos de la Torre de Hielo