jueves, 28 de marzo de 2013

Pasar página




Hace 6 años...
Prólogo


Hay que ser gilipollas! mascullé entre dientes mientras recordaba lo sucedido aquel soleado día de diciembre y, a continuación, en mis labios se dibujó la típica sonrisa de quien ha estado enamorado alguna vez. Los recuerdos de mi último y desesperado acto para recuperar a mi único amor ahora me parecían de lo más estúpido. A pesar de que era consciente de que, gracias a ello, por fin había conseguido pasar página.
¡Qué absurdos me resultaban ahora los dos últimos años de mi vida! Pero, por lo visto, hay situaciones por las cuales es obligatorio pasar. Y hasta que no las vivimos no nos damos cuenta de lo fácil que hubiera resultado en un principio seguir otro camino. Así es como aprendemos de nuestros errores o simplemente terminamos conociendo nuevas formas de andar el camino.

I

Victoria mordisqueó, nerviosa, la tapa de plástico de su bolígrafo mientras sujetaba con firmeza sobre sus piernas un cuaderno de notas. Nunca había escrito a nadie, absolutamente a nadie, una carta como aquella. Esa misma mañana había estado "hablando" por messenger con una amiga sobre el tema en cuestión. Una amiga cansada ya de escucharla lamentarse otra vez de un tema supuestamente zanjado hacía meses. Una amiga que terminó optando por la mejor decisión que se pueda tomar ante un tema así.

Quieres vivir para siempre? dice: no puedo evitarlo, es una recaída :_(

Luna dice: pues aclarate ya porque no puedes jugar a dos bandas, eso no está bien

Quieres vivir para siempre? dice: entiéndelo, sigo enamorada de él, estas cosas no pueden evitarse

Luna dice: ¿pero alguna vez le has dicho lo que sientes?

Quieres vivir para siempre? dice: es que cuando lo veo se me pone la percha en la boca y no logro vocalizar nada, no se, es como si su presencia intimidara mi "jetus" natural para hacer las cosas jijiji

Luna dice: jajaja, pues escríbele una carta, ¿no? y cuando venga a recoger sus cosas se la das

Quieres vivir para siempre? dice: no se, nunca he escrito una carta de amor a nadie, no sabría que decir, y si no la lee? u_u
Luna dice: tia tu escribes todas esas cosas y ¿no eres capaz de escribir una carta de amor?
va, empieza ya y me la pasas para que yo la lea y te digo como esta, pero se seria, nada de frases frikis de las tuyas
Quieres vivir para siempre? dice: vale, voy por mi libreta, cuando la termine la escaneo y me cuentas ^_^

Luna dice: ¿aún usas papel? jajaja, yo lo hago todo en el portatil, hasta la lista de la compra, y luego se la envio a Fer al despacho para que compre a la vuelta del trabajo
Quieres vivir para siempre? dice: ¬¬ el papel nunca morirá, hay cosas que mola más hacerlas como "antaño"

II

Y allí estaba, derruyendo aquel tapón azul e intentando transformar sentimientos en sonido y sonidos en palabras. La madre que lo parió, qué dificil es esto! se dijo a sí misma mientras hacía garabatos en el margen del cuaderno. A su mente le venían multitud de recuerdos, imágenes donde el y ella reían, bailaban, se emborrachaban, jugaban, etc...
Y comenzó a escribir. La tinta de su bolígrafo corría veloz por las líneas que marcaban el camino correcto de rectitud y prolijidad. Aunque ella se las pasara por el forro. Al principio su letra era bonita y clara pero, conforme pasaban las páginas, se tornaba desastrada y del todo ilegible. Como los latidos de su corazón. ¡Qué cúmulo de emociones recorría su cuerpo de arriba a abajo! A veces lloraba, otras se reía. Hasta que terminó.
No la leyó ninguna vez más, esperaría a pasarla a limpio pero primero necesitaba una crítica. La escaneó y rápidamente se la envió por messenger a su amiga esperando que ésta le diera el visto bueno.

Luna dice: me has hecho llorar. Pero no se la darás así, ¿no? está llena de borrones y esa letra! pásala a word

Quieres vivir para siempre? dice: la pasaré a limpio pero con mi letra, entregarle una carta en word me parece de lo más impersonal

Luna dice: ¿a qué hora vendra?

Quieres vivir para siempre? dice: sobre las cinco :3

Luna dice: pues ya me contarás. Espero que te vaya todo muy bien. Ya sabes, si lo visualizas acaba ocurriendo, es lo que siempre hago yo :)

III

Victoria metió la carta bien doblada dentro de un sobre en blanco y esperó tumbada en su cama a que el llegara mientras imaginaba como se podría desarrollar la situación.
Pero la realidad no es como las películas.
Cuando el vino hablaron, como si fueran dos amigos que no se veían hacía tiempo. Por supuesto, como ella bien dijo, su presencia impuso silencio sobre sus sentimientos.
Cuando el tuvo sus pertenencias recogidas y ya se iba a marchar ella se acercó y, sonriendo, le dijo:
-Si te doy algo ¿me prometes que lo leerás? y extendió su brazo descubriéndole la carta albergada en su mano. El sonrió pícaramente y le contestó:
-Si quieres que lo lea lo leeré, pero no esperes ninguna respuesta.
Victoria estaba segura de ello. Fuera si o fuera no, ella nunca lo sabría. Pero al menos tenía la certeza de que leería sus sentimientos. Y el nunca faltó a su palabra.
Apoyada en la barandilla de la escalera de su casa, Victoria vió como su único amor se marchaba, pero algo dentro suyo le decía que aquello no era un "para siempre".
-Hasta luego, le dijo cuando ya iba por el tercer piso. Y justo cuando creía que ya no le contestaría oyó a lo lejos entre risas:
-Ayy, hareis que me tenga que poner duro con vosotras. Fueron sus últimas palabras antes de desaparecer al final de la escalera de caracol. Como sabía el cabronazo que Luna había sido su cómplice en la trama, ¡qué bien las conocía!

Epílogo

Puede que no necesitara una respuesta. Puede que no le necesitara a él. O tal vez puede que lo único que necesitara entonces fuera decirle de una vez por todas todas las cosas buenas que se merecía. No lo se aún. Lo único que se es que, a partir de ese día, las cosas han ido muchisimo mejor que en estos dos últimos años. Ya no sufro por amor y de aquellos años guardo el más bonito de los recuerdos: haber conocido la felicidad absoluta y constante.
Y me siento orgullosa porque se que muy poca gente puede afirmar haber llegado hasta algo tan grande, y tan desconocido a la vez, sin apenas dudarlo un segundo.