domingo, 26 de julio de 2009

¿Quién lo habrá puesto ahí?


La paz que la playa ofrecía fue la culpable de que, por un par de días, perdiera "la piel de persona", esa que no escuece ni se pone roja, esa que no tiene el vello rubio platino ni la tirantez propia de haber tomado demasiado sol.
Pero no podía evitarlo. Adoraba el murmullo de las olas rompiendo en su espalda, la tibia arena dorada, con algún resto de hoguera de San Juan, cubriendo sus pies, escodiéndose entre sus dedos.
Cuando estaba en la playa conseguía desconectar del todo, no importaba la cantidad de gente que la rodeara ni que hubieran colocado megafonía cada 10 metros a lo largo de toda la costa, siempre conseguía hacer vacío. Uno a uno, los humanos y su mundanal ruido, eran eliminados, no solo en su mente sino también ante sus ojos. Simplemente deparecían.
Y a sus oídos solo llegaba el sonido del horizonte, que traía el agua desde los cielos hasta la orilla, donde rompía con un sonoro estruendo para luego perderse en el aire que respiraba. No había nada mejor que clavar los ojos en el fondo del mar y esperar que llegarala siguiente ola.
Aunque en el horizonte no todo era bonito pues si se le ocurría abandonar la nana de las aguas de la playa y fijar sus ojos en el celeste, tras un rato sentía que todo aquello no era real. Tenía la sensación de que la Tierra era plana y que, si avanzaba hacía el final, allí donde moraba la raya azul oscuro, corría el riesgo de caerse hacia el infinito. Sus ojos le contaban que todo lo que recogían no era de verdad, que tanto la playa como el mar o el cielo que los cubría a ambos eran lo más parecido a un mal decorado de madera, como aquellos que tanto se notaban en algunas viejas películas.
Y en su cabeza solo bailaban unas palabras que poco a poco se transformaban en pregunta:
¿Quién se dedicaba a robar el paisaje, a dar el palo a la naturaleza con tanto morro?
Y en su cara se dibujaba el más profundo desagrado hacia el culpable de tal atrocidad. ¿Quién cojones se atrevía a robarle la paz tan descaradamente?
A lo lejos una voz familiar le respondía:
¿Pillamos otras birras?

3 comentarios:

Deep Loving Feelings dijo...

Que lindo estar en un lugar asi de maravilloso y tranquilo!!!
Un beso grande
Martín

Jadeth dijo...

Si,ciertamente mis momentos de paz a lo largo de la semana residen en la playa^^

AdR dijo...

Me ha gustado eso de la línea del horizonte, yo de pequeño creía que los barcos navegaban por encima de ella haciendo equilibrio :)

Besos.