
No había noche en la que
no sintiera que todo,
todo lo construido a su alrededor
pudiera tener el poder
de desvanecerse por si mismo.
Muchas veces su vista se perdía
en el horizonte nocturno mientras
que, en su hueco corazón,
crecía la desesperada sensación
de ser protagonista de un teatro
de títeres y marionetas.
Se ha convertido el paisaje en cartón pintado,
balbuceaba con la vista perdida,
si llueve todo desaparecerá bajo el agua.
Los labios de Fúria comenzaron
a entonar una vieja melodía,
tal vez la conocía, tal vez no.
Señora que rige esta pesadilla,libérame presto de tu influjo,de tus temores no quiero ser la reina,de rodillas te imploro:¡abre la caja, deja que entre la vida!una que no sea soledad,que rompa la vieja herida,la que se está adueñando de la realidad.
Extraído del libro de Cantos de la Torre de Hielo